Cada 28 de julio, se celebre el Día Mundial contra la Hepatitis. Unimos fuerzas en este día para destacar el grave problema de salud pública que suponen las hepatitis y para intentar estrategias que den respuesta a estas.

“Hepatitis” significa inflamación del hígado. A veces esta inflamación está causada por una enfermedad o por consumo de alcohol, tóxicos o fármacos, pero en otras ocasiones es un virus el causante de ella.

Existen al menos seis tipos diferentes de hepatitis (de la A a la G), si bien las tres más comunes son hepatitis A, hepatitis B y hepatitis C.

La hepatitis A es una infección aguda transmitida por vía oral por comidas o aguas contaminadas o por el contacto con personas infectadas. Normalmente se curan sin tratamiento.

Las hepatitis B y la C, son las más peligrosas, ya que ambas pueden evolucionar a formas crónicas de forma silente (infección sin síntomas) pudiendo con el paso de los años desarrollar cirrosis o cáncer de hígado. Su contagio se realiza principalmente a través transmisión sanguínea o por vía sexual.

Las hepatitis víricas se pueden prevenir con vacunas, como en el caso de la hepatitis A y B o tratar con fármacos curativos, como en el caso de la hepatitis C. Sin embargo, en todo el mundo más del 80% de las personas con hepatitis carecen de servicios de prevención, detección y tratamiento.

La mejor manera de celebrar este día es prevenir el contagio, vacunarnos correctamente y solicitar información para realizar la prueba si sospechamos haber tenido algún riesgo