Los conflictos entre personas son un fenómeno inherente e inevitable dentro de la interacción y las relaciones sociales entre iguales. Estos conflictos se convertirán o no en un problema mayor dependiendo de la forma en la que se gestionen y en cómo las personas perciban la situación vivida. Es por ello que desde nuestro Centro de Encuentro y Acogida (CEA) llevamos a cabo el Programa de Prácticas Restaurativas para la Cohesión Social.

Este centro está destinado al desarrollo de programas de reducción de daños y disminución de riesgos, para personas con problemas de adicción, priorizándose las intervenciones orientadas a minimizar los daños provocados por las conductas adictivas.

Las Prácticas Restaurativas es una metodología que potencia el capital social de las personas, al fomentar la tolerancia, el conocimiento mutuo, la convivencia pacífica, la responsabilidad y la prevención y resolución pacífica de conflictos. Se trata de construir relaciones más sanas y sólidas. Nos permiten crear nuevos canales de comunicación, fomentan la convivencia, la creación de tejido social y las relaciones.

De esta manera cuando los conflictos se dan en la vida del centro, lo que se busca es la reparación de los daños causados mediante el diálogo, la mediación, la gestión emocional, la escucha, la empatía y la asertividad a través de diferentes técnicas o procedimientos como los círculos restaurativos, las asambleas o la mediación.

Los círculos restaurativos son una forma de intervención en los que las personas se colocan en un círculo, o en varios, y tienen la oportunidad de narrar su vivencia, expresar sus emociones y sentimientos, debatir y llegar a acuerdos.

Por otro lado, las asambleas son reuniones grupales donde las personas que participan en el día a día de nuestro recurso pueden hacer propuestas o debatir sobre cuestiones y asuntos que les concierne.

Los beneficios de estas herramientas, son múltiples, entre ellos principalmente se encuentra que las personas usuarias sean y se sientan participes, al proponer ideas, debatir y tomar decisiones.

Una de las principales consecuencias de la exclusión social que sufren las personas que acuden a nuestro dispositivo es la invisibilidad y falta de participación. Gracias a las herramientas que nos brindan las prácticas restaurativas, potenciamos esta participación que no suelen ejercer y potenciamos su protagonismo y empoderamiento.

Las prácticas restaurativas pueden ser una vía para prevenir conflictos que, en muchas ocasiones, se producen por la falta de asertividad, empatía o escucha activa entre iguales, algo que, como hemos comentado anteriormente, trabajamos de forma continuada con este programa.

En definitiva, gracias a este programa, se pueden reducir los conflictos pero también en su caso, afrontarlos de manera positiva, pacífica y dialogada, donde la empatía y la asertividad estén presentes, y por supuesto, podemos dar voz a las personas haciéndoles partícipes con el diálogo, expresión de sus emociones y sentimientos, sus ideas y toma de decisiones.