La ciudadanía no es consciente del coste social, familiar y personal que está suponiendo la adicción al juego. Desde ANTARIS queremos informar del cada vez mayor número de personas afectadas que acuden a tratamiento, y que no son más que un pequeño porcentaje del total, debido a que los Centros de Adicciones son percibidos por lo general como Centros donde se tratan dependencias  a drogas y no a adicciones comportamentales como son el juego o a las redes sociales.

Queremos advertir de la gravedad de la adicción al juego, ya que estimula los sistemas cerebrales de recompensa al igual que las drogas y el alcohol, llevando a la persona a perder el control sobre su voluntad, introduciéndose en un proceso de deterioro personal, familiar, económico y de salud que requiere un tratamiento especializado para su recuperación. Los síntomas más habituales que suele presentar una persona con adicción al juego son: la necesidad de apostar cada vez mayores cantidades de dinero para conseguir la excitación deseada (“el placer de jugar”), nerviosismo, irritabilidad cuando intenta reducir o abandonar la conducta, fracasos repetidos cuando intenta controlarse, sus pensamientos están centrados en episodios pasados o futuros de juego, utiliza el juego para evitar el malestar psicológico (depresión, ansiedad, etc.) aunque estos síntomas aumentan ante las pérdidas, volviendo a jugar para recuperar el dinero perdido, miente para ocultar la gravedad de su adicción, abandona actividades esenciales para la vida diaria (trabajo, estudios, etc.)  y desatiende las relaciones personales y sociales.

Existen diferencias relacionadas con el género, como son que las mujeres con mayor frecuencia, utilizan el juego como forma de escapar de problemas o malestar psicológico y los hombres tienden a realizar un mayor número de actos ilegales para poder financiar el juego.

Queremos denunciar que el juego no aporta nada a quienes juegan, aporta muy poco a la sociedad (vía impuestos cada vez más bajos y normalmente en sedes impositivas de paraísos fiscales) y aporta mucho a las empresas del juego. Las casas de apuestas proliferan cada vez con mayor frecuencia, sobre todo en zonas donde la población tiene menor poder adquisitivo y mayor grado de vulnerabilidad. Es intolerable la frecuente cercanía a Centros Educativos donde menores de edad se inician debido a la permisividad en cuanto al acceso a este tipo de locales.

Si hasta hace poco tiempo todo esto ha supuesto un enorme problema, últimamente se ha visto muy agravado por la llegada del juego online. Esta modalidad implica inmediatez, facilidad de acceso, un mayor aislamiento y un bombardeo continuo de publicidad en medios de comunicación y redes sociales, así como mediante el patrocinio de equipos deportivos y personas famosas, información a la que tienen acceso menores de edad que es la población más vulnerable para adquirir una adicción.

Aquellas personas que se hayan visto identificadas con los síntomas descritos, le aconsejamos que acudan a cualquier recurso de la Red Pública de Adicciones donde le indicarán las pautas a seguir. Es recomendable registrarse en el “Registro General de Interdicciones de Acceso al Juego” (RGIA), que es un documento de carácter oficial que impide tanto el acceso a juego presencial como juego online.

Reivindicamos que existan programas específicos de prevención de adicciones sin sustancia, en especial al juego y al uso abusivo de internet, redes sociales y medios digitales. Es esencial promover la regulación del mercado del juego que proteja la salud de las personas, sobre todo de la población más vulnerable y menores.